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BUSINESS ANGELS: Angeles o demonios


Quién no tenga un amigo Business Angel que levante la mano.

Reconozcámoslo, está de moda. Yo tengo varios a los que por mucho que insisto no me cuentan en qué están invertidos, cosa rara porque yo les hablo de las inversiones de Pinama y porque ya sabemos que pocas cosas gustan más al personal que hablar de sus inversiones…

Coñas a parte, el auge de inversión en Start Ups por parte de inversores privados en España en los últimos años es indiscutible. Hay elementos que explican este crecimiento, y yo destacaría dos como los más relevantes:

  1. El desastroso rendimiento de los productos financieros, acompañado en no pocos casos de prácticas dudosas, y la consecuente desconfianza no solo en el producto financiero sino también en quien los ofrece.

  2. La inversión en Start-ups ofrece algo que el escaldado inversor en productos financieros valora enormemente: Invertir en algo tangible, que entiende y puede tocar, y que le permite ilusionarse y disfrutar a diario implicándose más o menos en el negocio. Vamos, que puede que gane o que pierda, pero por el camino disfruta.

Dicho lo anterior, el modelo de relación del inversor privado con la Start Up está todavía poco maduro en nuestro país y presenta no pocas imperfecciones. Es necesario un tiempo de aprendizaje y adaptación para que el modelo se estabilice y sea eficaz para ambas partes.

Uno va a foros de inversión, se sienta con grupos de inversores recién creados o con ejecutivos buscando oportunidades de inversión en economía real y, salvo excepciones, se topa uno con prácticas francamente mejorables:

  • A balón parado: A no pocos inversores les cuesta una enormidad desplazarse por la curva de utilidad Riesgo – Beneficio. Si planteas un plan de negocio con poco riesgo te dicen que es poco ambicioso y si planteas un plan de negocio ambicioso te dicen que es demasiado riesgo. Vamos, que quieren rematar a balón parado. Desde aquí hago un llamamiento para que me avisen cuando encuentren un proyecto ambicioso con poco riesgo. Me comprometo a levantar el capital necesario en una semana.

  • Bottom fishing: No pocos inversores se comportan como Vulture Funds. De acuerdo que el dinero manda, pero llevar este principio a cierto límite, en forma de participaciones mayoritarias o clausulas abusivas de penalización, es cortoplacismo con altas probabilidades de generar efecto boomerang en el largo plazo si la transacción se produce. Aunque el emprendedor esté dispuesto a transigir con términos abusivos para “ver a su niño nacer”, los desequilibrios a la firma del contrato siempre emergen en el medio plazo. What goes around, comes around.

  • Información a cambio de nada: Es parte del juego que el emprendedor arriesgue contando su idea de negocio al inversor. Se acepta por tanto que el emprendedor asume doble riesgo, el de emprender, y el de compartir información. Lo que no está tan claro es que además de la presentación de 10-15 mins, tenga uno que hacer un Full-Monty de información pasada, presente y futura de negocio ante una audiencia totalmente desconocida para el emprendedor donde se mezclan Business Angels, curiosos y expertos en Copy-cats. Esto, por desgracia, sucede en no pocos foros de inversión de renombre. Parece un trato justo que el emprendedor cuente su idea a cambio de saber a quién se la está contando, no?

Si aceptamos con naturalidad que hay proyectos de inversión buenos, regulares y malos, normalicemos también el hecho de que hay inversores de todo tipo, y que es peligrosísimo funcionar bajo la premisa de que “any money is good money”.

En mi faceta como emprendedor me he cruzado con grandes profesionales como Sergio Calzada (Add-quity ) o Alejandro de Zunzunegui (MyA), o con emprendedores de renombre como Francios Derbaix o Gustavo García- Brulowsky, que inviertan o no dan apoyo y consejos útiles. Pero también me he cruzado no pocas veces con bottom fishers que confunden invertir en una Start-Up con comprarle al banco un piso en ejecución hipotecaria, o con lobistas que utilizan su nombre para recibir información a coste cero y luego fusilar el proyecto … En fin, de todo, y como en todo, mucho regular y poco bueno.

En Pinama somos conocedores de los problemas reales y las necesidades de los emprendedores, “Hemos pasado por ahí” reza uno de nuestros principios fundacionales, y por ello tratamos de ponderar el riesgo y la incertidumbre de proyectos incipientes en su justa medida.

El tiempo tenderá a corregir el desequilibrio actual entre emprendedores e inversores que genera la tremenda competición por el dinero y el entusiasmo, muchas veces ingenuo, del emprendedor por ver nacer a su bebé. Esperemos que sea cuanto antes, yo mientras tanto a esperar que mis amigos me revelen en qué están metidos.

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